Agosto 26, 2005
Hoy doy gracias a Dios pues tocó mi corazón y puso en mi el deseo de servirle. Antes de venirme y empezar en forma la misión, la veía como algo difícil, pero el día anterior a mi partida en el que mi papá oraba por mi junto con mi familia y la gente del distrito él decía unas palabras que se me quedaron y se convirtieron en un desafío de ahí en adelante. Mi padre decía: "me diste una hija, te entrego una sierva." Yo me daba cuenta que había llegado el momento en el que debía depender totalmente de Dios, pues empezaba la preparación para recibir la mejor y más hermosa heredad que me han dejado tanto Dios como mis padres: el conocimiento de Dios y sobre todo el servicio a él.
Y se que este es solo el comienzo de una vida de servicio a ese Dios que todo nos lo da, desde suplir nuestras necesidades físicas como espirituales y sentimentales y Dios me regalaba días atrás de mi partida una promesa en Juan 15:16, en el que nos dice que no le elegimos nosotros a él, sino que él fue quien nos eligió para ir y llevar fruto a todo lugar al que vayamos con la hermosa promesa al final de que todo lo que le pidamos, él nos lo dará y por eso digo que ya no me parece tan difícil, pues el dejar que él use nuestras vidas nos permite apropiarnos de esta promesa y pedirle respaldo en la obra y Dios es tan fiel que responde a esas peticiones.
Dios me ha respaldado en este tiempo de misión en la hermosa población de Zaragoza, Valle del Cauca respondiéndonos de una manera demasiado rápida permitiéndonos tener ya 3 grupos de oración, conformados con una asistencia de mas o menos 6 personas, permitiéndonos proyectar un distrito para comienzos de noviembre, claro con la ayuda de Dios pues como dice en 2 corintios 3:5-6 nuestra capacidad provienes solamente de Dios, el cual día a día nos capacita para su ministerio aquí en la tierra. Y he visto el respaldo de Dios pues puede que la gente abra las puertas de sus casas pero solo Dios puede hacer que abran las puertas de su corazón y se dispongan a buscarle. Y Dios si quiere bendecirnos; Dios si quiere hacer cosas grandes por su pueblo; pero necesita de nuestra ayuda al fin y al cabo nosotros somos su método y es hora de que nos apropiemos de 2 timoteo 2:2 y salgamos a cumplir con la Gran Comisión.
Los primeros días que estuve en esta misión, por mi mente pasaban muchos pensamientos, entre ellos: "Dios mío yo en que me metí," (ja, ja, ja, ja). Pero ahora ya entiendo el propósito de Dios para mi vida y el dejar todo por él tiene una hermosa recompensa y es que como no tienes a tu familia y a tus amigos a tu lado necesariamente tienes que aferrarte cada vez mas a él; y es hermoso pues en los momentos de soledad es cuando Dios me dice: "Eyyyy, búscame yo quiero ser tu amigo." Siempre he creído en un Dios que me ama demasiado y cuando uno ama desea lo mejor para la otra persona y Dios me ama tanto que cuando me ve triste usa la vida de mi familia y mis amigos y justo en esos momento puedo hablar con ellos y sentirme de nuevo bien y con más fuerzas para poder responder a ese amor de Dios hacia mi vida por medio de trabajar para él, y me siento muy orgullosa de tener el llamado a servirle y de poder empezar desde este momento a sembrar en la Gran Comisión. Yo se que si Papito Dios nos ha respaldado tanto hasta ahora lo seguirá haciendo por mucho mas tiempo.
Que Papito Dios los bendiga enormemente y les permita seguir disfrutando de su amor y su presencia en cada una de sus vidas. Los quiero mucho,
Liliana Pinzón
Misionera Local - Cartago, Valle del Cauca
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario