lunes, septiembre 26, 2005
lunes, septiembre 19, 2005
La Biblia y la Política – Referendo del senador cristiano Jimmy Chamorro C
EN LA FOTO: SENADOR JIMMY CHAMORRO CRUZ Y SU SOBRINA SOFIA CHAMORRO DELGADO
Cuando se habla de política y cuando a esto se le añade alguna mención de la Biblia, hay algunos que se molestan bastante puesto que aseveran lo siguiente: La Biblia y la política no se mezclan.
No tengo ninguna intención de presentar argumentos sobre cómo la Biblia y la política si tienen mucho que ver el uno con el otro. Yo estoy convencido que la Biblia es un libro con mucho que enseñarnos sobre la política y sobre cómo hacer bien el trabajo político; mi definición de política: “el arte de gobernar bien; servicio a otros.”
Sí me gustaría citar algunos ejemplos de cómo personajes de la Biblia se involucraron en los eventos políticos de su tiempo, sin entender que estas intervenciones políticas son contrarias a Dios, además recordar que Dios mismo permitió que su gente se involucrara directamente en la política. José (Génesis 37) fue uno de los personajes que más se involucró en la política, y no necesariamente de su gente. Llegó a ser el segundo después del faraón de Egipto, y siempre se dijo de José que Dios estaba a su lado respaldando su gestión. ¿Qué hubiera pasado si José no se hubiera interesado en ayudarle al faraón de Egipto a gobernar? Otro ejemplo de cómo Dios se involucra en la política a través de sus profetas es Amos. A este personaje Dios le envió para que le hablará duro a las naciones vecinas de Israel, y también al mismo Israel. El mensaje de Amos venía directamente de Dios y las visiones que él le daba. Amos es ejemplo de cómo Dios envía a sus siervos a hablarles a aquellos que gobiernan y necesitan ser exhortados por Dios. Si Dios no se interesara en aquellos que gobiernan naciones, no se molestaría en enviar a sus siervos a hablarles a estos gobernantes. El último ejemplo que me gustaría citar, recordando de nuevo que hay muchos más, tiene que ver con Cristo y su entrada triunfal a Jerusalén (Mateo 21). En este acto en que Jesús se monto sobre un asno para entrar a Jerusalén, él se estaba presentando como rey a sus discípulos, seguidores y detractores. Y no es que Cristo no sabía lo que estaba haciendo, si fuera así estaríamos negando que él como el Dios-hombre no era omnisciente (tenía conocimiento de todo). Si Cristo hubiera venido solamente a hablarnos cosas buenas, ¿para qué un acto público como el mencionado cargado de significado político?
Creo que esto es suficiente para seguir con lo que realmente quiero resaltar: a un siervo de Dios involucrado en la política de su país actuando a favor de la democracia y la equidad. Me refiero al senador de la república colombiana Jimmy Chamorro Cruz. Para los que no se han enterado hace poco radicó un referendo en el que propone el poder reelegir a presidentes, alcaldes y gobernadores. A propósito, el senador Chamorro y el partido político que encabeza C4 (Compromiso Cívico Cristiano con la Comunidad) es el único que oficialmente estaba recogiendo firmas. La nota tomada por el periódico El Pais, publicada septiembre 15 de 2005, dice así a propósito del referendo radicado por el senador Jimmy Chamorro:
“Impulsan referendo para la reelección. Con 400 mil firmas que radicó en la Registraduría Nacional del Estado Civil, el senador independiente Jimmy Chamorro inició el proceso para buscar que se realice un segundo referendo en el país, en esta ocasión para que sean los colombianos quienes decidan si quieren o no la reelección presidencial, de alcaldes y gobernadores.
Así lo reveló el propio congresista, quien en la tarde del jueves radicó las firmas con el fin de que la organización electoral le dé vía libre a continuar con el proceso para realizar el referendo.
Aunque la ley exige 130 mil firmas, aproximadamente, el senador Chamorro decidió recolectar 400 mil, "para tener un colchón, por si algunas presentan problemas y son invalidadas".
Explicó que ahora la Registraduría tiene alrededor de quince días para definir si se continúa adelante con el proceso y entregar los formularios correspondientes para que se inicie la recolección de un millón trescientas mil firmas para que el Congreso conozca del texto del referendo y lo apruebe.
"Para ello vamos a hacer una jornada que nos permita recolectar unos cuatro millones de firmas, lo que nos dará la seguridad de que habrá más del millón trescientas mil requeridas válidas", subrayó.
Chamorro aclaró que para ello si será necesario realizar una especie de operación avispa y recolectar las firmas de respaldo en unos 20 días y no en los seis meses de plazo que da la ley, "porque de lo contrario el tiempo no alcanzará para hacer el referendo y que la gente decida si quiere o no la reelección presidencial antes de las elecciones que se realizarán en mayo".” Para el resto del artículo presione aquí.
Por supuesto que el senador Chamorro tiene quién le apoye y quién no; también tiene aquellos que se confunden un poco y lo tildan de Uribista (Álvaro Uribe actual presidente colombiano), como lo titula el periódico El Tiempo: “El uribismo tiene hasta plan 'E', en caso de que se caiga la reelección en la Corte Constitucional. Para el resto del artículo presione aquí. Si es o no uribista, que sea el mismo senador Chamorro quien lo diga, y hasta entonces no sería sabio ponerle este título. No es mi lugar darle un título a alguien si esa persona no se lo ha dado a sí misma. Esto me recuerda el error que cometían muchos con Cristo, cuando este se asociaba con prostitutas, ladrones y demás; siempre habían algunos que juzgaban ignorantemente, y miraban mal a Cristo por juntarse con personas marginadas por la sociedad, sin saber qué era lo que Cristo quería aportarles a estas personas. Y tal como algunos erraron con Cristo, hay quienes también lo están haciendo con el senador Chamorro, pues juzgan antes de conocer toda la verdad.
El senador Chamorro está a favor de lo siguiente y por esto es que decide lanzar este referendo:
1. Quiere que prime la democracia y por esto el referendo rescata el hacer la pregunta a los colombianos sobre la reelección y no deja esta decisión en manos de pocos.
2. Al hacerle la pregunta a los colombianos, se estaría facultando al pueblo que está a favor o en contra tomar la decisión. Es decir, aunque no se esté de acuerdo con la reelección, aún es conveniente el referendo puesto que se le devolvería el derecho al ciudadano para decir NO.
3. El artículo propuesto establece la ecuanimidad para posibilitar la reelección de presidentes, alcaldes y gobernadores. Muy diferente esta propuesta a la original del gobierno en el que no había igualdad puesto que solo posibilitaba al presidente para ser reelegido.
Les invito a que no dejen de estar al tanto de los acontecimientos políticos de Colombia, y como cristianos a que no dejen de orar por sus gobernantes, y por supuesto, que no dejen de orar por el senador Chamorro, quien como José ha sido la persona puesta por Dios para ser un buen político cristiano: para gobernar bien y servir a otros.
viernes, septiembre 16, 2005
Cuando tengo miedo
Hace poco me compartían el primer verso del Salmo 27:
“Dios mío, tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién voy a tener miedo? Tú eres quien protege mi vida; ¡nadie me infunde temor!” (Biblia en Lenguaje Sencillo).
Me gustó mucho la aplicación que aprendí de este pasaje, en particular con el tema del miedo. Quien compartía conmigo este tema me compartió un poco sobre su definición de miedo y qué hacer frente a situaciones aterradoras; él me preguntó sobre mis temores y si el miedo era bueno. Mi respuesta sobre el miedo fue, que “claro, tener miedo es bueno, y más si este miedo le permite a uno reaccionar para cuidar su vida.” Continué diciendo, “es malo cuando lo paraliza a uno a tal punto que no le permite actuar.” Sobre mis temores por supuesto que le comenté que tenía algunos (como creo que todo el mundo los tiene), y fue ahí cuando quién compartía conmigo me explicó que el miedo que uno siente está compuesto por un alto grado de incertidumbre hacia el futuro. Es decir, nos aterra pensar por ejemplo qué será de nuestra carrera universitaria, o si nuestros hijos triunfarán en la vida. Dentro de esta discusión entonces del miedo aprendí algo nuevo: Para superar el miedo hay que educarse, hay que capacitarse. Es decir, lo peor que uno puede hacer frente al miedo hacia lo incierto es no querer hacer nada, y digo “no querer” pues creo que aunque el miedo pueda paralizarlo a uno, tarde que temprano seremos capaces de actuar, y el actuar significa prepararse, educarse, para finalmente poder comenzar a vencer el miedo.
Yo conozco a un hombre sabio, temeroso de Dios, que frente a situaciones aterradoras decidió educarse, decidió confiar en Dios y darse la oportunidad de aprender algo nuevo. Él dice que no es muy inteligente y por eso tiene que estudiar mucho; yo más bien creo que es bastante inteligente y por eso es que sabe que para superar sus miedo debe estudiar y prepararse muy bien, y cimentarse primeramente en Dios. Si no sé qué será de mi carrera universitaria lo mejor es aprender de las diferentes opciones y luego tomar una decisión; si no se qué hacer con mis hijos para que crezcan bien lo mejor que puedo hacer es documentarme sobre la buena crianza de los hijos. Y claro, comenzar a enfrentar mis temores como lo enseña el Salmo 27:1.
La persona que escribió este salmo seguramente también comprendió que la mejor forma de superar sus temores era educándose; era preparándose, y lo hizo convenciéndose de que Dios era su “luz, salvación, y protección.”
La próxima vez que sienta miedo, lo enfrentaré, como lo hizo este salmista. Estaré más educado y preparado, convencido que Dios es mi esperanza, y frente a situaciones aterradoras no me afanaré pues estaré preparado en él quién me llena de valor para enfrentar lo que sea.
“Dios mío, tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién voy a tener miedo? Tú eres quien protege mi vida; ¡nadie me infunde temor!” (Biblia en Lenguaje Sencillo).
Me gustó mucho la aplicación que aprendí de este pasaje, en particular con el tema del miedo. Quien compartía conmigo este tema me compartió un poco sobre su definición de miedo y qué hacer frente a situaciones aterradoras; él me preguntó sobre mis temores y si el miedo era bueno. Mi respuesta sobre el miedo fue, que “claro, tener miedo es bueno, y más si este miedo le permite a uno reaccionar para cuidar su vida.” Continué diciendo, “es malo cuando lo paraliza a uno a tal punto que no le permite actuar.” Sobre mis temores por supuesto que le comenté que tenía algunos (como creo que todo el mundo los tiene), y fue ahí cuando quién compartía conmigo me explicó que el miedo que uno siente está compuesto por un alto grado de incertidumbre hacia el futuro. Es decir, nos aterra pensar por ejemplo qué será de nuestra carrera universitaria, o si nuestros hijos triunfarán en la vida. Dentro de esta discusión entonces del miedo aprendí algo nuevo: Para superar el miedo hay que educarse, hay que capacitarse. Es decir, lo peor que uno puede hacer frente al miedo hacia lo incierto es no querer hacer nada, y digo “no querer” pues creo que aunque el miedo pueda paralizarlo a uno, tarde que temprano seremos capaces de actuar, y el actuar significa prepararse, educarse, para finalmente poder comenzar a vencer el miedo.
Yo conozco a un hombre sabio, temeroso de Dios, que frente a situaciones aterradoras decidió educarse, decidió confiar en Dios y darse la oportunidad de aprender algo nuevo. Él dice que no es muy inteligente y por eso tiene que estudiar mucho; yo más bien creo que es bastante inteligente y por eso es que sabe que para superar sus miedo debe estudiar y prepararse muy bien, y cimentarse primeramente en Dios. Si no sé qué será de mi carrera universitaria lo mejor es aprender de las diferentes opciones y luego tomar una decisión; si no se qué hacer con mis hijos para que crezcan bien lo mejor que puedo hacer es documentarme sobre la buena crianza de los hijos. Y claro, comenzar a enfrentar mis temores como lo enseña el Salmo 27:1.
La persona que escribió este salmo seguramente también comprendió que la mejor forma de superar sus temores era educándose; era preparándose, y lo hizo convenciéndose de que Dios era su “luz, salvación, y protección.”
La próxima vez que sienta miedo, lo enfrentaré, como lo hizo este salmista. Estaré más educado y preparado, convencido que Dios es mi esperanza, y frente a situaciones aterradoras no me afanaré pues estaré preparado en él quién me llena de valor para enfrentar lo que sea.
viernes, septiembre 02, 2005
¡Ayuda! “nos vamos a ahogar”
En una reciente trasmisión del programa de Televisión “Aprendiendo a Vivir”, y su sección “Espíritu Empresarial”, Jairo Aguirre compartía una reflexión acerca del episodio cuando Jesús reprende la tormenta (Lucas 8, Mateo 8, Marcos 4). A continuación resaltaré puntos de lo que Jairo compartió más algo que pude estudiar en la lectura del Griego de Lucas 8:24.
De las cosas que me gustaron de lo compartido por Jairo sobre este episodio fue su descripción de la manera en que Jesús atendió a sus discípulos en medio de su problema. Los discípulos de Jesús se asustaron por la fuerte tormenta que estaba inundando la barca en la que estaban; dice la palabra de Dios en Lucas 8:23b-24: “Entonces se desató una tormenta sobre el lago, de modo que la barca comenzó a inundarse y corrían gran peligro. Los discípulos fueron a despertarlo. - ¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! – gritaron.” (NVI). Este verso ilustra la urgencia que tenían los discípulos en ese momento, y también que acudieron a Jesús en medio de su desespero. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús a este problema? Inmediatamente, dice la palabra de Dios, Jesús atendió al llamado de sus discípulos: “Él se levantó y reprendió al viento y a las olas . . .” (Lucas 8:24).
Jairo Aguirre comentó, con respecto a la actitud de Cristo, que no se puso a decirle a sus discípulos algo como: “remen más duro”, “no sean cobardes”, “hagan de tripas corazón y aguanten a que se calme la tormenta”, claro el regaño vino después en el verso 25, pero lo que es de destacar es el que Jesús atendió la necesidad inmediata de sus discípulos. También concluyó Jairo, que de este ejemplo de Cristo deben aprender todos aquellos quienes tienen personal bajo su cuidado, ya sean gerentes, líderes espirituales, o jefes de compañías. Se debe aprender algo muy sencillo cuando alguien pide ayuda: por favor ayúdele, no diciéndole que aguante o que se haga ‘de tripas corazón’, no tratando de llenarlo de positivismo, sino de tratar de entender su problema y ayudarle a resolverlo; luego de resolver el problema, sí se pude exhortar y tratar de corregir una mala conducta.
Finalmente, solo me gustaría añadirle a la reflexión de Jairo Aguirre, lo que estudié en el Griego de Lucas 8:24b. Dice la Nueva Versión Internacional (NVI): “¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! – gritaron.” (Énfasis mío.) Pero, la palabra dicha en el original Griego, no contiene un verbo expresando algo que ocurriría en el futuro, como lo dice la NVI: “nos vamos a ahogar.” Más bien este verbo en el Griego está expresado una situación presente: “nos estamos ahogando.” Con esto solo quiere enfatizar que lo que estaban sintiendo los discípulos era inmediato, no algo que posiblemente pasaría con ellos. Se estaban ahogando, no era que se ahogarían.
Si entonces alguien algún día le dice,“¡Ayuda! Me estoy ahogando”, déle una mano y sáquelo del agua; calme la tormenta que le tiene asfixiado, asustado y ahogado. Luego exhórtelo, enséñele a nadar, a navegar aguas y tempestades adversas. Al fin y al cabo así es que nos gustaría que nos trataran a nosotros también cuando necesitemos que nos ayuden; no tanto que nos regañen, nos ignoren, o tomen como poca cosa nuestro problema, sino simplemente que nos ayuden con aquello que nos tiene ‘ahogados’.
Lucas 8:24 (Reina Valera 1995): “- ¡Maestro, Maestro, que perecemos!”
Lucas 8:24 (Biblia en Lenguaje Sencillo): “- ¡Maestro, Maestro, nos hundimos!”
Lucas 8:24 (Nueva Versión Internacional): “ - ¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar!”
De las cosas que me gustaron de lo compartido por Jairo sobre este episodio fue su descripción de la manera en que Jesús atendió a sus discípulos en medio de su problema. Los discípulos de Jesús se asustaron por la fuerte tormenta que estaba inundando la barca en la que estaban; dice la palabra de Dios en Lucas 8:23b-24: “Entonces se desató una tormenta sobre el lago, de modo que la barca comenzó a inundarse y corrían gran peligro. Los discípulos fueron a despertarlo. - ¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! – gritaron.” (NVI). Este verso ilustra la urgencia que tenían los discípulos en ese momento, y también que acudieron a Jesús en medio de su desespero. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús a este problema? Inmediatamente, dice la palabra de Dios, Jesús atendió al llamado de sus discípulos: “Él se levantó y reprendió al viento y a las olas . . .” (Lucas 8:24).
Jairo Aguirre comentó, con respecto a la actitud de Cristo, que no se puso a decirle a sus discípulos algo como: “remen más duro”, “no sean cobardes”, “hagan de tripas corazón y aguanten a que se calme la tormenta”, claro el regaño vino después en el verso 25, pero lo que es de destacar es el que Jesús atendió la necesidad inmediata de sus discípulos. También concluyó Jairo, que de este ejemplo de Cristo deben aprender todos aquellos quienes tienen personal bajo su cuidado, ya sean gerentes, líderes espirituales, o jefes de compañías. Se debe aprender algo muy sencillo cuando alguien pide ayuda: por favor ayúdele, no diciéndole que aguante o que se haga ‘de tripas corazón’, no tratando de llenarlo de positivismo, sino de tratar de entender su problema y ayudarle a resolverlo; luego de resolver el problema, sí se pude exhortar y tratar de corregir una mala conducta.
Finalmente, solo me gustaría añadirle a la reflexión de Jairo Aguirre, lo que estudié en el Griego de Lucas 8:24b. Dice la Nueva Versión Internacional (NVI): “¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! – gritaron.” (Énfasis mío.) Pero, la palabra dicha en el original Griego, no contiene un verbo expresando algo que ocurriría en el futuro, como lo dice la NVI: “nos vamos a ahogar.” Más bien este verbo en el Griego está expresado una situación presente: “nos estamos ahogando.” Con esto solo quiere enfatizar que lo que estaban sintiendo los discípulos era inmediato, no algo que posiblemente pasaría con ellos. Se estaban ahogando, no era que se ahogarían.
Si entonces alguien algún día le dice,“¡Ayuda! Me estoy ahogando”, déle una mano y sáquelo del agua; calme la tormenta que le tiene asfixiado, asustado y ahogado. Luego exhórtelo, enséñele a nadar, a navegar aguas y tempestades adversas. Al fin y al cabo así es que nos gustaría que nos trataran a nosotros también cuando necesitemos que nos ayuden; no tanto que nos regañen, nos ignoren, o tomen como poca cosa nuestro problema, sino simplemente que nos ayuden con aquello que nos tiene ‘ahogados’.
Lucas 8:24 (Reina Valera 1995): “- ¡Maestro, Maestro, que perecemos!”
Lucas 8:24 (Biblia en Lenguaje Sencillo): “- ¡Maestro, Maestro, nos hundimos!”
Lucas 8:24 (Nueva Versión Internacional): “ - ¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar!”
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