ESCRITO POR Juan P Chamorro UN TIEMPO DESPUÉS DE LA MUERTE DE SU PADRE.
Sufriendo juntamente con Dios
El 4 de abril de 2003 enfrenté uno de mis más grandes temores. Mi padre, un hombre que ha inspirado e influenciado mi vida grandemente, inesperadamente murió a la edad de 66 años de un aneurisma cerebral que tomó su vida en cuestión de 24 horas. Mientras mi padre envejecía, yo meditaba a menudo en cómo enfrentaría el día de su muerte, pero cuando aquel día llegó nada sucedió como lo había anticipado. Al principio no quería viajar del Canadá, en donde estaba terminando mi especialización, a Colombia a vivir el proceso de ver a mi padre morir, luego verle en un ataúd, y finalmente participar de su velorio. Yo tampoco quería estar rodeado del dolor y llanto de mi familia y aún más no quería ver el sufrimiento de mi mamá Lolita. Al final decidí viajar, y junto con mi esposa Viviana estuvimos casi un mes en Colombia. A continuación está mi reflexión sobre cómo viví el dolor de la muerte de mi papá.
Lo que aprendí de esta dolorosa experiencia fue que como cristiano no me había preparado para enfrentar la pena y el sufrimiento. No sólo esto, sino que otras experiencias pasadas de sufrimiento no me habían madurado realmente, solo me habían dado el conocimiento de lo que era experimentar sufrimiento. Cuando la muerte de mi padre llegó, fue como si anteriormente yo sólo estuviera contemplando desde lejos experiencias dolorosas, pero ahora ya no era un espectador más sino un actor principal. El teólogo inglés Alister McGrath ilustra ello diciendo que una cosa es estar en un balcón mirando el sufrimiento de otros en la carretera, y otra cosa es estar en la carretera experimentando sufrimiento. El Dr. McGrath también añade que aquellos en la carretera tienen dificultades “prácticas” que enfrentar, y no solo “teóricas” como aquellos que están en el balcón. Yo había leído, escuchado y visto la pena y el sufrimiento antes, es más, sabía como cristiano que pena y sufrimiento tenían “significado” y “propósito” pero saber esto no disminuía el dolor. Aunque tenia conocimiento “teórico” del sufrimiento, ahora lo experimentaba de manera “práctica” y personal.
Cuando sucedían cosas difíciles, mi padre siempre me enseñó a no preguntarle a Dios “¿por qué?” sucede algo, sino más bien “¿para qué?”. En mi caso lo único que quería preguntarle a Dios era “¿cómo?” podría sobrellevar este dolor, pues no me era suficiente poner mi esperanza en saber que este dolor que sufría era momentáneo y que muy pronto las cosas mejorarían, o consolarme pensando en lo expresado en Romanos 8:28, que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman. . . . Yo sabía en mi corazón que el dolor que sentía por la muerte de mi papá no era algo que debía ignorar, o tratar de arreglar con una frase positiva o una falsa esperanza; entendía que este dolor que sentía debía experimentarlo en toda su magnitud. Por eso la pregunta que le hacia a Dios era: ¿Cómo debo sufrir?
Durante este periodo de duelo, la lectura de 1 de Pedro fue para mí una excelente fuente que explica a los cristianos quienes están pasando por duras pruebas, no sólo las causas del sufrimiento, sino también la forma de enfrentarlo. En 1 Pedro el apóstol Pedro afirma que el cristiano probablemente sufre por su propio pecado (1 Pedro 4:14), por el pecado y la maldad del mundo (1 Pedro 4:4-5), o porque esto es la voluntad de Dios (1 Pedro 3:17). En mi caso, era claro que estaba sufriendo porque había sido la voluntad de Dios el llevarse a mi padre, y como resultado todos aquellos que lo amamos inevitablemente experimentaríamos dolor. Pero el saber que Dios, de acuerdo con su voluntad, se había llevado a mi papá no ayudaba a disminuir lo que sentía. Todavía no entendía cómo hacerle frente a esta situación.
Fue entonces cuando una lectura más pausada de 1 Pedro 2:21 llamo mi atención. Este pasaje expresa: Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos. Este versículo fue revelar para mí porque me hizo comprender que Cristo realmente experimentó y experimenta el dolor y el sufrimiento conmigo. Es precisamente cuando la vida carece de significado y cuando uno está resquebrajado como resultado del dolor y la pena, cuando Dios me toma más cerca y camina conmigo durante este momento difícil. El Salmo 23:4 lo expresa de esta manera: Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno por que tú estás a mi lado. . . . Esta es para mí la verdadera esperanza, no que todo será mejor al final, sino que cuando nada parece tener sentido, Dios esta allí por mí y no contra mí, que él esta sufriendo juntamente conmigo, y mucho más importante que él esta ahí para mostrarme su amor acompañándome durante el proceso de sufrimiento.
Sufriendo juntamente con Dios: más reflexiones sobre el sufrimiento
El Dr. David Augsburger, profesor de Consejería Pastoral del Seminario Teológico Fuller, en su artículo “Lamentándose” discute que es saludable para los cristianos vivir un proceso de lamento cuando se pierde un ser querido. Un proceso que incluye: “shock, regresión y adaptación.” De igual manera él sugiere que este proceso es algo que una persona puede experimentar durante un largo periodo de tiempo, y que la adaptación viene mucho después de haber pasado por un ciclo repetitivo de “shock” y “regresión”. Finalmente afirma que mientras se está viviendo este proceso Dios está ahí experimentando cada momento doloroso con la persona. La lectura de este artículo me brindó la libertad de entender todo lo que estaba viviendo como un proceso que requería de tiempo y no como una situación que tenía que eliminar lo más pronto posible.
El proceso de sufrimiento: “Shock”
Cuando mi esposa y yo llegamos a Colombia el 4 de abril lo primero que escuchamos en el aeropuerto fue que mi papá había muerto. Nosotros habíamos esperado verle en el hospital mientras él estaba todavía conectado al respirador, pero desafortunadamente llegamos demasiado tarde. Del aeropuerto fuimos inmediatamente a una sala donde estaban velando a mi papá, y fue ahí donde viví la primera experiencia que me sacudió: verle a él dentro de un ataúd. Esto era algo que yo siempre me había prometido no hacer, pero terminé haciéndolo porque quería decirle mi último adiós. Seguidamente, dialogando con mi familia me enteré de los detalles de cómo mi padre había muerto.
El día que mi padre murió, él estaba predicando la palabra de Dios a los misioneros que trabajaban con él. Mi padre murió con la palabra de Dios en sus labios. Esto fue muy alentador ya que él no murió acostado en su cama viendo televisión, o en un accidente automovilístico, o como es común en Colombia en una trágica muerte como resultado de la violencia. Mi padre murió de la forma en que él había vivido, y yo pude sentir como Dios estaba consolándome dejando bien claro que era él quien había decidido tomar la vida de mi papá y no un infortunado accidente. Yo terminé aceptando la muerte de mi papá como un regalo de Dios para él y como una gran lección para ser aprendida por todos nosotros, aunque esta lección en el momento no era muy clara para mí.
Dos días después de su muerte lo cremamos y yo pensé que podía cerrar este duro episodio de mi vida, pero lo que no sabía era que todavía tenia que ir dentro de todo un proceso que apenas comenzaba. La etapa de “regresión” estaba por venir, y la de “adaptación” se encontraba mucho más lejos.
El proceso de sufrimiento: “Regresión”
Cuando tuve que regresar a Canadá me enfrenté a uno de los más grandes desafíos de mi vida, el cual era presentar los exámenes finales de mi especialización que me toco dejar en espera cuando partí a Colombia. Yo pensé que iba a ser capaz de terminar el semestre sin ningún problema. Pero la presión de estudiar para estos exámenes, y el profundo dolor que sentía me hicieron experimentar una regresión como nunca antes la había vivido. Yo estaba actuando como un niño de siete años; me sentía inseguro de no poder terminar el semestre e impaciente por las largas horas que tenia que pasar estudiando. Esta etapa me llevó a concluir que nada era suficientemente bueno para mí; que nada era capaz de darme consuelo y traerme paz. Yo estaba triste, sentía rabia, estaba cansado, confundido y desanimado por cada segundo que gastaba haciendo las tareas. Ni siquiera la palabra de Dios, o el apoyo de mi familia me podían consolar. Pero lo único que me trajo paz fue el reflexionar sobre la paternal presencia de Dios a mi lado.
La forma en que experimenté a Dios durante esta etapa de mi vida fue en su silencio y paciencia; en no castigarme por mi rabia, sino más bien por llorar cuando yo lo hacía y por y sentir las mismas cosas que yo sentía. El Dr. McGrath escribe: “Así como Jesús lloro sobre la tumba de su amigo Lázaro, así Dios es movido por nuestra tristeza.” En vez de sentir que Dios me estaba mirando desde lejos, yo le sentí a mi lado, como un padre que espera pacientemente por la recuperación de su hijo enfermo.
El Dr. J. I. Packer, profesor de teología en la universidad donde estaba estudiando, afirma con respecto al sufrimiento: “Sufrir adecuadamente nos lleva devuelta a pensar apropiadamente, vivir apropiadamente y alabar apropiadamente. ¡Dios busca esto! ‘Bienaventurados aquellos que sufren, porque ellos serán confortados’ (Mat. 5:4)”. Para el Dr. Packer la forma de lamentarse apropiadamente es simplemente ser honesto con Dios, honesto con uno mismo, y dejar que sea el médico divino que a través del tiempo sane la pena y el dolor. Más aún, sufrir “adecuadamente” no consiste en buscar cómo el comportamiento de uno glorifica o no a Dios, sino en entender que existe una bendición para aquellos que no luchan contra el sufrimiento. El desafío es entonces experimentar esta pena plenamente, tomados de la mano de Dios.
Yo no pienso que haya experimentado la última etapa del proceso de lamentarse, la etapa de “adaptación”. Estoy todavía yendo y viniendo entre el duro golpe de la muerte de mi padre y sintiéndome como un niño cuando enfrento situaciones desafiantes. Pero ahora entiendo que hay una bendición en el sufrir, y pienso que esta bendición es saber cuán cerca esta Dios en este difícil momento, y que solo tengo que dejar que Dios me ame durante este proceso de dolor. Aunque veo la “adaptación” lejos en el horizonte, de todas formas puedo cantar confiadamente el Salmo 23:4:
Aun si voy por valles tenebrosos,
no temo peligro alguno
porque tú estás a mi lado;
tu vara de pastor me reconforta.
Sufriendo juntamente con Dios: últimas palabras sobre cómo sufrir
La más difícil lección que aprendí a través de la muerte de mi padre y a través del sufrimiento que he experimentado fue aceptar el amor de Dios en medio de esta pena y dolor. Yo entendía el amor de Dios para conmigo no en saber que toda la pena que estaba sintiendo me maduraría o formaría más el carácter de Cristo en mí, sino en entender que Dios estaba también experimentando mi dolor. El Dr. Dan G. McCartney, profesor de Nuevo Testamento del Seminario Teológico Westminster, señala algo simple y obvio acerca de Mateo 11:29-30, él escribe: “Estar unido con Jesús significa que nosotros compartimos su sufrimiento y él comparte el nuestro.” En otras palabras, Dios no sólo se entristece con nuestro dolor, sino también que él está viviendo esto con la misma intensidad, y él esta también llevando en sus hombros la dificultad que trae esta tristeza.
Esta es la verdadera esperanza que una persona puede encontrar cuando esta atravesando momentos de sufrimiento y dolor: No que un futuro mejor esta por venir, sino que el amor de Dios se evidencia en que él llega a ser el sanador divino y también se identifica con el dolor mismo. De esta manera el creyente puede hallar fortaleza para enfrentar el sufrimiento. Y este es uno de los misterios de la cruz, que él mismo sufrió con nosotros y por nosotros, para que podamos acercarnos a él y él se puede acercar a nosotros. Sabiendo esto, puedo entender que él es Emmanuel - Dios con nosotros; que él esta conmigo, y no en contra de mí.
LA SEGUNDA PARTE DE ESTE TESTIMONIO SE PUBLICARÁ ABRIL 4 DE 2005 EN www.xsulon.blogspot.com
sábado, marzo 26, 2005
miércoles, marzo 23, 2005
Aja! No seas un Eclesiano
Este fin de semana tuve la oportunidad de ser atendido por le ministerio de la Costa. Visité las ciudades de Barranquilla y Cartagena en donde estuve reunido con los misioneros/sacerdotes y sus hijos. También se realizaron dos movilizaciones en Barranquilla y Cartagena; en total asistieron unos 650 jóvenes. Para estas movilizaciones se hizo una obra de teatro basada en Eclesiastés 1 y 2 llamada "La Vida de Eclesiano Plácido." La obra tenía 5 escenas en las que se daba a conocer el personaje principal, Eclesiano Plácido (EP), un joven adinerado y encantador en su búsqueda de la verdadera felicidad.
A continuación un resumen de la obra:
EP comienza buscando la felicidad en el obsesivo conocimiento, de lo cual al final se aburre y expresa: "he observado todo cuanto se hace en esta vida, y todo ello es absurdo, ¡es correr tras el viento!" (Eclesiastés 1:14). Luego EP busca en los placeres de la vida la felicidad. Tiene muchas novias, parrandea a toda hora, pero de esto no queda sino el haber hecho el ridículo y un embarazo no deseado. De esta experiencia exclama EP: "A la risa la considero una locura; en cuanto a los placeres, ¿para qué sirven?" (Ecle 2:2). Después de haberse frustado buscando la felicidad en los placeres, EP decide invertir su dinero en bienes materiales, los cuales le dieron temporalmente un poco de felicidad, pero, EP tuvo un accidente automolístico lo cuál fue poco a poco acabando con sus bienes materiales pues debió vender sus posesiones para pagar las cuentas médicas. Muy arrepentido y con rabia exclamó EP: "Aborrecí entonces la vida pues todo cuanto se hace en ella me resultaba repugnante. Realmente, todo es absurdo; ¡es correr tras el viento! Aborrecí también el haberme afanado tanto en esta vida, pues el fruto de tanto afán tendría que dejárselo a [un desconocido], y ¿quién sabe si éste sería sabio o necio? Sin embargo, se adueñaría de lo que con tantos afanes y sabiduría logré hacer en esta vida. ¡Y también esto es absurdo!" (Ecle 2:17-19).
Finalmente EP se encuentra un día con un grupo de Cristianos quienes le enseñan a él que la verdadera felicidad no está al final del camino, sino que se encuentra muy cerca, claro está que la verdadera felicidad solo puede llegar de la mano de Dios. EP lo que había hecho era haber buscado la felicidad en los lugares menos indicados: placeres, bienes materiales, las amistades, etc. Y desde el momento que EP conoció el grupo de Cristianos se dio cuenta que la verdadera felicidad está en conocer a Dios y dejar que él le haga feliz. Concluye EP, y la obra de teatro, con lo siguiente: "Nada hay mejor para el hombre que comer y beber, y llegar a disfrutar del sus afanes. He visto que también esto proviene de Dios, porque ¿quién puede comer y alegrarse, si no es por Dios?" (Ecle 2:24-25).
Después de acabarse la obra tuve la oportunidad de desafiar a los jóvenes a encontrar la verdadera felicidad en Dios, y dentro de lo que los motivé a hacer, les dije que a su vecino le dijeran: "aja! no seas un Eclesiano."
En la Costa Colombiana entonces, hemos comenzado a utilizar una frase: "oiga, no sea un Eclesiano." Ser un Eclesiano se está convirtiendo en sinónimo de ser una persona que busca la felicidad en los lugares menos indicados. Ser un Eclesiano quiere decir que la persona no ha admitido que la verdadera felicidad solo se encuentra en Dios.
Le invito pues a que "no sea un Eclesiano."
A continuación un resumen de la obra:
EP comienza buscando la felicidad en el obsesivo conocimiento, de lo cual al final se aburre y expresa: "he observado todo cuanto se hace en esta vida, y todo ello es absurdo, ¡es correr tras el viento!" (Eclesiastés 1:14). Luego EP busca en los placeres de la vida la felicidad. Tiene muchas novias, parrandea a toda hora, pero de esto no queda sino el haber hecho el ridículo y un embarazo no deseado. De esta experiencia exclama EP: "A la risa la considero una locura; en cuanto a los placeres, ¿para qué sirven?" (Ecle 2:2). Después de haberse frustado buscando la felicidad en los placeres, EP decide invertir su dinero en bienes materiales, los cuales le dieron temporalmente un poco de felicidad, pero, EP tuvo un accidente automolístico lo cuál fue poco a poco acabando con sus bienes materiales pues debió vender sus posesiones para pagar las cuentas médicas. Muy arrepentido y con rabia exclamó EP: "Aborrecí entonces la vida pues todo cuanto se hace en ella me resultaba repugnante. Realmente, todo es absurdo; ¡es correr tras el viento! Aborrecí también el haberme afanado tanto en esta vida, pues el fruto de tanto afán tendría que dejárselo a [un desconocido], y ¿quién sabe si éste sería sabio o necio? Sin embargo, se adueñaría de lo que con tantos afanes y sabiduría logré hacer en esta vida. ¡Y también esto es absurdo!" (Ecle 2:17-19).
Finalmente EP se encuentra un día con un grupo de Cristianos quienes le enseñan a él que la verdadera felicidad no está al final del camino, sino que se encuentra muy cerca, claro está que la verdadera felicidad solo puede llegar de la mano de Dios. EP lo que había hecho era haber buscado la felicidad en los lugares menos indicados: placeres, bienes materiales, las amistades, etc. Y desde el momento que EP conoció el grupo de Cristianos se dio cuenta que la verdadera felicidad está en conocer a Dios y dejar que él le haga feliz. Concluye EP, y la obra de teatro, con lo siguiente: "Nada hay mejor para el hombre que comer y beber, y llegar a disfrutar del sus afanes. He visto que también esto proviene de Dios, porque ¿quién puede comer y alegrarse, si no es por Dios?" (Ecle 2:24-25).
Después de acabarse la obra tuve la oportunidad de desafiar a los jóvenes a encontrar la verdadera felicidad en Dios, y dentro de lo que los motivé a hacer, les dije que a su vecino le dijeran: "aja! no seas un Eclesiano."
En la Costa Colombiana entonces, hemos comenzado a utilizar una frase: "oiga, no sea un Eclesiano." Ser un Eclesiano se está convirtiendo en sinónimo de ser una persona que busca la felicidad en los lugares menos indicados. Ser un Eclesiano quiere decir que la persona no ha admitido que la verdadera felicidad solo se encuentra en Dios.
Le invito pues a que "no sea un Eclesiano."
miércoles, marzo 16, 2005
Peregrinación de Jóvenes - Tour Safari 2005
Santiago de Cali, 01 de febrero de 2005
PARA: MISIONEROS DE LA C.R.C.E.P.C
DIRECTORES DE JÓVENES
DE: ADRIANA ARISTIZÁBAL
MINISTERIO PAGI
ASUNTO: PAGI TIMOTEO
Reciban un cordial saludo deseando que nuestro Padre Dios desde Jerusalén les bendiga rica y abundantemente.
Les queremos comunicar que la agencia de viajes, en compañía del Misionero Juan Pablo Chamorro, ha realizado un itinerario con lugares y actividades muy atractivas para los jóvenes de sus distritos y por supuesto para sus hijos. Estamos seguros que les va a encantar.
La ruta que emprenderemos será Egipto e Israel. Adjunto les mando el recorrido que desarrollaremos. La salida es el 29 de Junio y serán 15 días en los que se podrá disfrutar al lado de Juan Pablo, de ricas y valiosas enseñanzas, además de todo lo que podrán conocer.
Esperamos compartir con todos sus jóvenes e hijos está increíble experiencia. El valor de la peregrinación es de: USD $3.249, distribuidos de la siguiente manera:
INSCRIPCIÓN: USD 50
PORCIÓN AEREA: USD 1.249
IMPUESTO: USD 100
PORCIÓN TERRESTRE: USD 1.850
¡Inscribe a tus jóvenes ya!
Dios les bendiga.
ADRIANA ARISTIZÁBAL
Ministerio PAGI
Día 1 – Bogotá/Carácas/Milán
Día 2 – Milán/Cairo
Llegada a Milán. Por itinerario se llega al otro día de la salida de Colombia y enseguida se hace la conexión al Cairo. Recepción en el hotel, traslado, cena y alojamiento.
Día 3 – Cairo
Pensión completa. Salida para realizar un día completo de visitas en el Cairo y sus alrededores, incluyendo visita al Citadel y las pirámides de Guiza (Keops, Kefren, Mikerinos) y la Esfinge, se visitará el Museo de Antiguedades Egipcias de Cairo. Cena y alojamiento.
Día 4 – Cairo/Desierto
Pensión completa. Salida desde el cairo hacia el Canal del Suez visitando en el camino las fuentes de Moisés. Almuerzo a las orillas del Mar Rojo. Por la tarde entrada al desierto para acampar y cenar en el desierto.
Día 5 – Desierto
Pensión completa. Día completo en el desierto para realizar diversas actividades. Algunas de éstas serán: montar a camellos preparar el almuerzo todos juntos; aprender de los los Beduinos supervivencia en el desierto; hacer cosas típicas Beduinas; tiempo de compañerismo donde se aprenderá un poco de la cultura Beduina. Cena en el desierto.
Día 6 – Desierto/Santa Katerina
Pensión completa. Después del desayuno salida en carros 4 X 4 hacia Refedin, traslado a Santa Katerina almuerzo en el hotel, tarde de descanso y piscina hasta la cena. Cena y alojamiento en el hotel en Santa Katerina.
Día 7 – Santa Katerina/Eilat:
Pensión completa. Muy temprano, ascenso al Monte Sinaí donde Moisés recibió las tablas de la ley, descenso, desayuno en el hotel de Santa Katerina. Salida por el desierto a la frontera con Israel. Almuerzo y traslado al hotel de Eilat. Visita al Kibbutz de Mitzpeh Ramon. Tiempo de playa. Alojamiento.
Día 8 – Eilat/Mar Muerto
Pensión completa. Temprano en la mañana caminata por las montañas rocosas del Neguev. Almuerzo Pic-nic. Tiempo de baño en el Mar Muerto. Alojamiento cerca al Mar Muerto, hacer noche beduina.
Día 9 – Massada/Qumran/Tabernáculo/Jerusalén
Pensión completa. Salida para ascender a Massada último refugio de los Zelotes, y fortaleza del Rey Herodes. En el camino también visitaremos una réplica del Tabernáculo de Moisés. Por último llegaremos a Jerusalén por el Monte Scopus donde realizaremos la bienvenida. Traslado al hotel y alojamiento.
Día 10 – Jerusalén
Pensión completa. Visita de la ciudad a pie, comenzando por la puerta de los leones. Visita a las excavaciones situadas al lado del muro y al Museo que se encuentra allí mismo el Muro de los lamentos. Continuaremos con la visita a la maqueta de Jerusalén del primer siglo en el Holyland Hotel. Terminaremos el día visitando el Museo Arqueológico. Alojamiento.
Día 11 – Jerusalén
Pensión completa. Visita a la Tumba vacía, el huerto de Getsemaní y otras iglesias cercanas, tumba de David, Cenáculo (lugar de la última cena). Tarde libre. Alojamiento.
Día 12 – Jerusalén/Galilea
Pensión completa. Visita a la fortaleza de Nimrod (Golán). Visita al parque arqueológico de Hatsor y al parque de Korazim. Alojamiento.
Día 13 – Galilea
Pensión completa. Visita al monte de las Bienaventuranzas, Capernaum, Tabgha lugar de la multiplicación de los panes y los peces. Almuerzo pescado de San Pedro. Travesía por el Lago de Galilea (horas de la tarde), allí se consagrarán a los jóvenes que tengan llamado a servir a Dios. Alojamiento.
Día 14 – Galilea
Pensión completa. Caminata en los cañones del Golán por el Yehudia Forest Reserve. En la tarde ceremonia de bautismo en el Río Jordán. Alojamiento.
Día 15 – Tel-Aviv/Milán/Carácas/Bogotá
Para mayor información
Tel. ColViajes Cali (Colombia) 2-558-7054; 558-7053; 556-1397
Fax ColViajes Cali (Colombia) 2-556-13-77
Email ColViajes: colmundo@emcali.net.co
Email Juan P. Chamorro: juanpchamorro@gmail.com
martes, marzo 08, 2005
Dime qué dices, y te diré quién eres
Marzo 3, 2005
Viviana Delgado
Introducción
Richard Foster, autor cristiano afirma que: "La lengua es un termómetro; nos habla de nuestra temperatura espiritual. También es un termostato; controla nuestra temperatura espiritual."
Nuestras palabras no solamente pueden reflejar estados muy profundos del corazón, sino que también pueden ser esa herramienta a través de las cual nos convirtamos en vencedores de la carrera que tenemos por delante.
Una gran demanda que nos hace la Biblia es la de cuidar nuestro corazón porque de él mana la vida, porque de él depende que tan feliz sea su existencia (Proverbios 4: 2.) Pero a veces es una tarea difícil porque, como dice también la Biblia, el corazón es engañoso; por lo tanto, es complicado cuidar lo que no se conoce. Lo bueno, es que la misma Sagrada Palabra nos da una excelente herramienta para usted conocer su corazón; y más aún, para cuidarlo: los dichos de su boca.
Desarrollo
1. Santiago 3: 9-12. Que fácil es venir a las reuniones y bendecir a Dios, cantarle y alabarle, pero luego llegar a la casa y maltratar con nuestra lengua la representación de Dios aquí en la tierra: su prójimo. En pocas palabras, Pablo nos está enseñando que cuando su lengua se levanta contra su prójimo, no solo se está levantando contra un persona, sino contra Dios mismo. Esto es una realidad muy fuerte, que lastimosamente a veces olvidamos muy rápido.
Este pasaje nos ilustra claramente que hay una relación directa entre los que se dice y lo que se es. Como es imposible que brote agua dulce y salada de una misma fuente, que una higuera de aceitunas de higos; también lo es que de un corazón limpio broten palabras ofensivas, llenas de amargura y resentimiento. De esta manera, si usted quiere conocer como es su corazón, no piense en cuántos días a la semana hace el devocional, o cuántas veces viene a la reunión en el mes; mas bien medite en la forma en que usted se dirige a su esposo(a), hijos, compañeros de trabajo o vecinos, sobre todo en los momentos de conflicto. Este será un método acertado para usted evaluarse a sí mismo. Recuerde, la lengua es su termómetro espiritual.
Pero también recordemos que las palabras que salen de mi boca no deben ser meramente corteses para que cumplan los estándares bíblicos, sino que deben ir cargadas de amor, del amor que nos habla 1 de Corintios 13. Cortez, puede serlo cualquiera en la calle, pero solo un corazón lleno de Dios puede amar a través de las palabras. Una buena pregunta para hacerse usted hoy es : ¿Cuanto esta usted aportando para la valía de su cónyuge, hijos . . .? ¿Sus palabras están construyendo o destruyendo? No hay término neutro. Usted no se puede conformarse diciendo "yo no hablo con tal persona ni para bien ni para mal." El no hablar cuando se tiene que hacerlo también es contado por pecado.
2. No olvide que su lengua no solo es un termómetro, también es un termostato que le ayuda a cuidar su corazón. ¿Esta usted interesado en cuidar su corazón para ver días felices? Sencillo, controle los dichos de su boca. Proverbios 12: 18 es uno de los muchos versículos en los que el libro de Proverbios nos enseña que el producir alivio y no carga con nuestras palabras es sabiduría. Y es sabiduría sencillamente porque de esta manera usted está cuidando también de sí mismo. Cuando sus palabras producen vida en los oyentes, se produce una especie de operación no solo en el que le escucha, sino en usted mismo. Practique esto todos los días, y verá que los resultados no se harán esperar. Tome la decisión de convertir su lengua en un instrumento de amor y reconciliación.
Conclusión
Santiago 1: 26 dice: "Si alguien se cree religioso pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada".
Ejercicio en oración:
Tome papel y lápiz, y empiece por hacerle un examen a su corazón durante la semana que está terminando. Es decir, escriba las palabras que usted emitió contra alguna persona, que produjeron dolor, frustración, tristeza, etc. Luego pídale al Señor perdón por ellas y pídale que le enseñe a ser un instrumento de su amor. Seguidamente, escriba algo que quiera usted decirle a su cónyuge, hijos y a algún compañero de trabajo, de tal forma que le este expresando su amor y admiración. Este será su compromiso personal con Dios.
Viviana Delgado
Introducción
Richard Foster, autor cristiano afirma que: "La lengua es un termómetro; nos habla de nuestra temperatura espiritual. También es un termostato; controla nuestra temperatura espiritual."
Nuestras palabras no solamente pueden reflejar estados muy profundos del corazón, sino que también pueden ser esa herramienta a través de las cual nos convirtamos en vencedores de la carrera que tenemos por delante.
Una gran demanda que nos hace la Biblia es la de cuidar nuestro corazón porque de él mana la vida, porque de él depende que tan feliz sea su existencia (Proverbios 4: 2.) Pero a veces es una tarea difícil porque, como dice también la Biblia, el corazón es engañoso; por lo tanto, es complicado cuidar lo que no se conoce. Lo bueno, es que la misma Sagrada Palabra nos da una excelente herramienta para usted conocer su corazón; y más aún, para cuidarlo: los dichos de su boca.
Desarrollo
1. Santiago 3: 9-12. Que fácil es venir a las reuniones y bendecir a Dios, cantarle y alabarle, pero luego llegar a la casa y maltratar con nuestra lengua la representación de Dios aquí en la tierra: su prójimo. En pocas palabras, Pablo nos está enseñando que cuando su lengua se levanta contra su prójimo, no solo se está levantando contra un persona, sino contra Dios mismo. Esto es una realidad muy fuerte, que lastimosamente a veces olvidamos muy rápido.
Este pasaje nos ilustra claramente que hay una relación directa entre los que se dice y lo que se es. Como es imposible que brote agua dulce y salada de una misma fuente, que una higuera de aceitunas de higos; también lo es que de un corazón limpio broten palabras ofensivas, llenas de amargura y resentimiento. De esta manera, si usted quiere conocer como es su corazón, no piense en cuántos días a la semana hace el devocional, o cuántas veces viene a la reunión en el mes; mas bien medite en la forma en que usted se dirige a su esposo(a), hijos, compañeros de trabajo o vecinos, sobre todo en los momentos de conflicto. Este será un método acertado para usted evaluarse a sí mismo. Recuerde, la lengua es su termómetro espiritual.
Pero también recordemos que las palabras que salen de mi boca no deben ser meramente corteses para que cumplan los estándares bíblicos, sino que deben ir cargadas de amor, del amor que nos habla 1 de Corintios 13. Cortez, puede serlo cualquiera en la calle, pero solo un corazón lleno de Dios puede amar a través de las palabras. Una buena pregunta para hacerse usted hoy es : ¿Cuanto esta usted aportando para la valía de su cónyuge, hijos . . .? ¿Sus palabras están construyendo o destruyendo? No hay término neutro. Usted no se puede conformarse diciendo "yo no hablo con tal persona ni para bien ni para mal." El no hablar cuando se tiene que hacerlo también es contado por pecado.
2. No olvide que su lengua no solo es un termómetro, también es un termostato que le ayuda a cuidar su corazón. ¿Esta usted interesado en cuidar su corazón para ver días felices? Sencillo, controle los dichos de su boca. Proverbios 12: 18 es uno de los muchos versículos en los que el libro de Proverbios nos enseña que el producir alivio y no carga con nuestras palabras es sabiduría. Y es sabiduría sencillamente porque de esta manera usted está cuidando también de sí mismo. Cuando sus palabras producen vida en los oyentes, se produce una especie de operación no solo en el que le escucha, sino en usted mismo. Practique esto todos los días, y verá que los resultados no se harán esperar. Tome la decisión de convertir su lengua en un instrumento de amor y reconciliación.
Conclusión
Santiago 1: 26 dice: "Si alguien se cree religioso pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada".
Ejercicio en oración:
Tome papel y lápiz, y empiece por hacerle un examen a su corazón durante la semana que está terminando. Es decir, escriba las palabras que usted emitió contra alguna persona, que produjeron dolor, frustración, tristeza, etc. Luego pídale al Señor perdón por ellas y pídale que le enseñe a ser un instrumento de su amor. Seguidamente, escriba algo que quiera usted decirle a su cónyuge, hijos y a algún compañero de trabajo, de tal forma que le este expresando su amor y admiración. Este será su compromiso personal con Dios.
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