No hay mejor compañia que la de un consiervo(a). No existe riqueza intelectual más profunda que la surgida por la conversación de dos o más sobre la palabra de Dios.
Ya se acerca la Navidad y el nuevo año, y vemos como los almacenes, y centros comerciales está llenos de personas haciendo las compras de último minuto. (Yo también fui uno de ellos). También he visto a algunos que se impacientan durante estas compras, pelean con el cónyuge, el hijo, y en vez de pasar un buen rato de "shopping" se la pasan es discutiendo, regañando o se ponen de mal genio. Que pesar que a algunos se les ha olvidado que la navidad tiene que ver con compartir, no tanto regalos, sino tiempo, cariño, una cena en paz, y a un Dios de amor. Si en esta Navidad hay regalos, ¡Gloria a Dios! Si no los hay, considerese afortunada pues tiene un Dios que le ha brindado un excelente regalo y esto es su salvación y paternidad. Ya sea que tenga relagos o no, lo importante es aprovechar esta época y rodearse de consiervos y consiervas con quienes puede compartir y orar, y recordar que si de algo se trata la época Navideña es de la llegada de Cristo a nuestras vidas. Finalmente, comamos y bebamos en compañia de nuestra familia y consiervos, tal como lo hicieron los apóstoles. Recordemos que esta es una época para regocijarnos y no para lamentarnos. Dice la palabra de Dios: "Y perseveraban [los creeyentes] en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones." (Hechos 2:42, RV)
miércoles, diciembre 22, 2004
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